Déjame madre seguir estando
En el calor de tu vientre innato
En este fluido incoloro, navegando
Desapercibida de este mundo ingrato.
Permíteme madre alargar la estancia
En el símil de este gozo puro.
¡Me niego a salir, inducida por la vagancia!
A contaminarme de un clima impuro.
Quisiera madre siempre ser semilla interna
Y estar creciendo sin haber nacido
Con el don de ser de ti un mismo latido.
Deseo madre que el tiempo pase lento
Y se olviden de mi obligación temprana
De nacer hoy o, quizás, nacer mañana.
(Dedicado a una niña)
1 comentario:
Por ser el poema de una niña desde el vientre, está bastante bien, jaj. Te sigo leyendo. Un beso.
Publicar un comentario