11 mar 2009

Un adios no es un hasta luego.

Me voy a tomar unos minutos de ocio, antes de seguir con lo mio, para escribir un pensamiento que en este momento me anda rondando.

No ofrezco mi amistad a cualquiera y mucho menos mi confianza, ni abro, por tanto, mi corazón a todo el mundo. Si lo hago, es porque confio en la persona pese a correr el riesgo de equivocarme y terminar ofreciendo mi confianza, la cual para mí es sagrada, a quién al final, no se lo merecía.

Pongo la mano en el fuego por la amistad, aunque a veces me termine quemando el brazo pero me arriesgo, por aquello de que, quién no arriesga no gana. Ese es mi lema y me gusta llevarlo a la práctica hasta las últimas consecuencias.

Aunque me cuesta perdono mil veces, pese a que, no hace mucho, alguién me explicó que quién te la hace una te la hace ciento, y va a ser cierto, porque quién te aprecia y confia en ti no te apuñala reiterativamente ni tampoco lo consiente de otras personas, no pone en tela de juicio tus actos y te defiende y te apoya ante cualquiera, pese a quién pese y le guste a quién le guste. Eso es la verdadera amistad.

Los amigos se pelean entre ellos, pero que no venga nadie de fuera a decir nada de uno porque los amigos, ante los demás, se defienden como fieras salvajes.

Pocas veces me he equivocado con mis amistades porque no llamo amigo a cualquiera, antes tengo que leer su pureza en sus ojos y me tiene que ganar su mirada.

No odio porque no se odiar, ni se lo merece quién no ha sabido valorarme. Quién no te valora es que no te merece, aprendí hace ya un tiempo y es bien cierto.

He cerrado una puerta y tras ella he puesto el cartel de ADIOS que no es lo mismo que decir hasta luego. Me cuesta decir "Adios" pero cuando lo digo, es definitivo.

3 comentarios:

Anabel Cornago dijo...

Te dejo un besote, corazón.

Manuel dijo...

Estoy seguro de que es así. Tu relato es realmente profundo y calibra muy bien a la persona que lo escribe.
Enhorabuena.

fonsilleda dijo...

¡Ánimo!, aunque en las relaciones humanas hay momentos difíciles y de desencuentros.